Angel
Hoy al despertar en medio de mis sombras
sentí tu palpitar dentro de mi pecho.
Estabas allí, tan puro como un ángel.
Tu dulce miel rociaba mi cuerpo
y el movimiento de tus alas
despedía mágicos pétalos.
Ese cándido aleteo irradiando tu luz
en medio de las penumbras de mi noche.
Gotas de tu sudor resbalan por mi vientre;
extraordinario conjuro, eterno hechizo.
Tus dedos rozan mi espalda
creando una sinfonía de pasión y alma,
mezclada con deseo y ansias.
Bebo de tus labios como si fueran las últimas gotas de agua
en un árido aljibe de amor y esperanza.
Tu rostro tan frágil, tu mirada tan pura…
Jugamos toda la noche;
alimentamos nuestra hoguera de sueños.
Deleitosa sonrisa plasmada en lujuriosa boca.
Ese milagro que tu voz produce en mi oído cuando lo toca.
Mi corazón se agita con tu llegada
y expira con tu despedida.
Te irás, mi ángel, como cada amanecer…
Me quedo sólo con tu piel pegada a mi piel;
tus alas cosquilleando mi espalda,
dejándome un tierno adiós.
Y te veo volando lejos pero te siento cerca aún.
Pocas son las cosas que necesito para ser felíz;
quizás sólo una…
Hoy prefiero cerrar mis ojos y soñar,
para reunirnos nuevamente en ese lugar.
Sumergidos en una edénica ilusión
que abrigaré por siempre en mi corazón.
V. Victorio / May 2002